Las montañas volcánicas centrales de Costa Rica se erigen como un santuario natural para el cultivo del café. Una uniformidad única en las cerezas madurando en la época de cosecha. Cultivado en las altitudes elevadas donde las plantaciones de café tocan las nubes. Esta es una tierra de excepcional fertilidad, donde el propio suelo parece conspirar con los elementos para producir café excepcional.